Gustav Klimt, logro fusionar arte, reforma y moda. Su relación con Emilie Flögue, con quien compartía la vida y dueña, junto con sus hermanas, del Salón de las hermanas Flögue consagrado a la alta costura, lo incitó a inmiscuirse en este nuevo mundo.
Emilie era una hábil mujer de negocios. Su clientela era muy similar a la que giraba alrededor de Klimt: miembros de la alta burguesía industrial y financiera, por lo general muy liberal y abierta a las nuevas ideas reformadoras del cambio de siglo.
Gustav Klimt no sólo se convirtió en consejero de las hermanas Flögue para su negocio en materia de decoración, sino que también, muy probablemente, sea el autor del logotipo de la casa y el creador de un número de vestidos.
Klimt, que tenía devoción por las mujeres y era un entendedor nato de lo sensual y de la figura femenina, plasmó las ropas más bellas salidas de su propio imaginario en sus cuadros. Rendido a un simbolismo decorativo, el dorado inunda su obra remitiéndonos a los mosaicos bizantinos, para unirse con las sinuosas formas del Art Nouveau.
Muchos de los patrones en los vestidos de Emilie Flöge fueron diseñados por Klimt y él a su vez llevó al lienzo la riqueza textil y ornamentación geométrica del Reformkleidung.
El Reformkleidung era un movimiento de reforma al vestuario con una fuerte influencia del feminismo Vienés, que veía en la indumentaria un espacio de manifestación política para la liberación, física y simbólica, de las presiones a las que era sometida la mujer. Al eliminar prendas restrictivas como el corsé generaban la posibilidad de superar el capricho de la moda y la obligación femenina de seguirlo (El corsé podía ser tan ceñido que causaba desmayos, lesiones y deformaciones en las costillas). Las siluetas fluidas de Klimt y Flöge tomaban inspiración de las túnicas africanas y los kimonos, la influencia exótica también estuvo presente en las telas estampadas y mosaicos. Los patrones de sus vestidos se inspiran en técnicas de esténcil japonesas y mosaicos bizantinos.
Las preciosas creaciones de Flöge anticiparon una silueta libre del corsé y una independencia femenina económica y política (ambas cosas llegarían después de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el Reformkleidung vienés no se impuso como tendencia y naturalmente no tuvo una amplia clientela.
El libro "Klimt y la Moda", el autor del libro es Christian
Brandstatter, de la editorial H. Kliczkowski, concentra aquellas fotografías tomadas a su compañera Emilie vistiendo las creaciones de ambos junto con los cuadros más célebres del artista que revelan no sólo su visión sino también una estrecha comunión, pocas veces vista, entre el arte y la moda.
Pero
de vuelta a nuestra época, los diseñadores han demostrado que esta
animadversión está más que olvidada y han tomado el estilo de Klimt como fuente
directa de inspiración. Dior, Lanvin, Missoni o McQueen han creado prendas que
homenajean sus pinturas, rindiéndose a sus inagotables dorados y a sus
imaginativos estampados. Aunque
sin duda el que lo interpretó con más dramatismo fue John Galliano, para Dior, en
su desfile de Alta Costura en la
primavera de 2008, y que fotografío de Peter Lindberg-. Para la editorial de Harper's
Bazaar, USA.
Gustav Klimt y Emilie Flögue |
El Beso de Gustav Klimt |
Klimt by Galliano / Dior - Haute Couture Spring Summer 2008 |
Klimt by Galliano / Dior - Haute Couture Spring Summer 2008 |
Klimt by Galliano / Dior - Haute Couture Spring Summer 2008 |
Klimt by Galliano / Dior - Haute Couture Spring Summer 2008 |
Klimt by Galliano / Dior - Haute Couture Spring Summer 2008 |
Klimt by Galliano / Dior - Haute Couture Spring Summer 2008 |
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